La piel de los bebés es mucho más delicada y frágil que la de los adultos, y por eso es necesario prestar más atención al lavado y cuidado de sus prendas y siempre se recomienda que las prendas se laven separadas de las de los adultos. Por otra parte, también es verdad que los niños de pequeños se lo llevan todo a la boca y si hemos utilizado un detergente muy fuerte tampoco será bueno para ellos.
Por eso mismo a la hora de lavar su ropa lo que haremos, después de separarla de la nuestra, será utilizar detergentes específicos para bebé o bien para ropa delicada y testados dermatológicamente. Si lavamos la ropa a mano por ejemplo podemos utilizar las escamas de Jabón Lagarto perfectas para eliminar las manchas más difíciles con poco esfuerzo y sin dañar los tejidos más delicados. En la ropa de bebé, al menos durante los primeros seis meses, no utilizaremos ni suavizantes ni blanqueadores ni otros aditivos.
Podemos lavar la ropa a mano o a máquina, pero en ambos casos lo haremos con agua tibia y no caliente y si lavamos a mano deberemos aclarar muy bien las prendas. En la lavadora utilizaremos un programa para ropa delicada o lana y protegeremos la ropa lavándola dentro de una red o bien la funda de una almohada.
Es importante que la ropa no haga daño al bebé pero también que quede limpiar puesto que la ropa de bebé se mancha con frecuencia de heces, orina, vómitos o comida, manchas difíciles para las que utilizaremos el remojo y prelavado previo.
Una vez que el bebé alcance los seis meses poco a poco podremos ir mezclando su ropa con la del resto de la familia aunque deberemos permanecer atentos a que su piel no muestre ningún tipo de irritación o roce. Importante acordarse también de revisar las etiquetas de las prendas antes de lavarlas para ahorrarse disgustos.